martes, 11 de mayo de 2010

Lo que mi cuaderno esconde



Estos podrían haber sido mis cuadernos, esos que me arruinaban las tardes de invierno mientras la lluvia golpeaba furiosa el cristal de la ventana  que daba al patio interior del comedor de mi casa. Largas, larguísimas tardes que pasaba abonando una infracción cometida por un acento una b o una v, y para meter en cintura aquel baile descompuesto de letras imposibles que no conseguia ordenar correctamente, tampoco era capaz de mantener el cuaderno limpio,- manchado del chocolate de la merienda- y que intentaba sin suerte borrar con la goma de aroma a ¿nata? que casi siempre era difícil de encontrar cuando era necesaria y que aparecia poco después en cualquier rincón.
Solía aguantar  sin inmutarme el chaparrón de las broncas en clase con un nudo interior que no se veía por fuera, pero que me taladraba por dentro, me sentía desgraciada e inútil, pero no me derrumbaba delante de las compañeras porque eso era mucho peor.Aprendí -no con sangre pero sí con dolor-las palabras exactas con las que mucho tiempo después pude comunicarme, aprendí a dominar el trazo y descubrí el arte de la escritura vertical - preiosa palabra, por cierto-

!ay esos cuadernos rubio!


Toda nuestra infancia a veces depende de un trazo, de someter las palabras a dos renglones en frases manidas que aprendías de memoria ...España limíta al norte con el mar cantábrico y los montes pirinéos que la separan de Francia..., y la lluvia, y la tarde.



Mucho tiempo después se convirtieron en objeto de deso, me encantaba estrenar sus páginas en blanco y en ellas descubrir el mapa cifrado que mi cuaderno escondía, aprendí el camino incierto de las historias que empecé a escribir desde muy pequeña, que no conservo, pero que viven en mi memoria como éstos  primeros cuadernos


2 comentarios:

  1. No te cuento las cosas que me has hecho recordar, porque son muy tristes para mí, pero hoy me alegro de que mi infancia haya sido, quizá triste, pero siempre ligada a las letras y los libros... Y a los cuadernos en los que garabateé mis primeras historias.

    Un Beso con Añoranza, Isabel... Siempre encuentro un agradable regalo en tu casa.

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  2. Otro tipo de cuadernos a los mios, otra generación distinta...
    Aún así las mismas sensaciones, sólo cambio el invierno por el verano quizás, y era más frustrante....
    me encantó y me sorprendió esta entrada
    es una arte interpretativo el poder mostrar una cara cuando el interior muestra otra
    Daniel

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