miércoles, 29 de febrero de 2012

Conjuro


Para no deshacerme en el cansancio.
Para no ceder al peso, para no perderme
en un nudo,
en una madeja,
en un ovillo enredado hecho de nudos
sostengo el impulso,
me tanteo y vuelvo sobre mi.
Tras la ventana, invisible,
un cono de luz estalla.
inevitable rendición,
mis ojos se abren al destello
infinitos.
La lucidez conspira en una chispa,
en un instante que es un ahora consciente
un ahora fulminante que se estrecha
y se hace límite.
Pero apenas intuye mi intención.
Alguien pasa y pregunta:
¿Cuántas nubes hay de un nudo a otro?
Miro al cielo veo su trayectoria
Los nudos retienen el pánico en silencio.
El silencio es un conjuro para caer más adelante.


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