martes, 28 de agosto de 2012

la cura







Es un batir de alas
con el que aprendes
a consumir con encanto
la plenitud de la vida o la muerte.
Mi padre extiende los brazos
para extraer los males de la carne
como un ave en trance
que me acaricia con el pico.
Con un hilo mi vida se sostiene
floto sobre el espejo
y las fotografías que me ven cambiar
de una armonía constante
a un grito perfecto.

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