lunes, 4 de febrero de 2013

El placard






Ovario turbio esta región obscena,
testigo de sueños imposibles,
absurdos deseos, entrañas
de un yo que nadie conoce.
Impacto es de soledad, su plenitud.
Nunca después de su inventario
estuve tan, sola, tan yo.
Son  grietas que suspiran por mí
en la infinitud de su existencia, triste,
vacía, embutida de hilos para enjugar
las lágrimas de la locura.
Un hueco en la memoria con olor a naftalina.

Pasa que el corazón es tan severo...

(O. Mandelstam)

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