lunes, 18 de septiembre de 2017

Ni siquiera una semilla
a punto de brotar
contiene toda la vida
que tú me has dado.
Tú sabias cómo iba a ser
-toda entrega-
en el empeño de abrir pétalos,
bifurcar tallos, engendrar
mucho más que solo una rama.
Todo nuestro oficio bien aprendido,
un poco de sal vieja,
genética mecánica,
 y salvaje multiplicidad.
De ti, las horas junto a la familia,
liturgias de pan y miel,
y como no, el traje de guerrera
junto con la espada de acero.

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